miércoles, noviembre 30, 2005

la esperanza

Que bella palabra: Esperanza. Sólo con ella se puede sentir mucho, no hace falta escribir un libro voluminoso, no hace falta decir más. Son las palabras que han cogido las religiones, porque sabían los que dejaban esos pensamientos que valían mucho más que libros y bibliotecas.
La Esperanza para mí es el optimismo, hacer las cosas siempre pensando en qué verás mañana, siempre pensando en el futuro. Es como la cima de la montaña, que todavía no la ves pero la tienes en mente cada segundo de la busca. Yo tengo Esperanza, mucha esperanza, porque de otra forma no estaría en este infierno de mundo, donde no nos organizamos(bien porque no sabemos o porque no nos da la gana, que ambas cosas tenemos).
El dinero no da la felicidad porque no es gratis, y más que eso, porque no está dentro de nosotros, porque pesa. El dinero se tiene para gastarlo, y gastar es aburrido, porque no hemos nacido para gastar, hemos nacido para algo más importante. Piense que tratamos la vida, propia y ajena como algo futil, como algo de usar y tirar. El aquí y ahora es todo lo que poseemos, no somos un punto en el vacío de la nada. De otra forma sólo nos estaríamos arrastrando por tierra, mar y cielo como animales. Viviendo por que sí sin ser partícipes de la Vida. Y no hace falta ser cristiano para entender las cosas. Pensaba ayer que vaya vida le espera a los niños y niñas del presente, que tienen que elegir una religión, escoger una creencia filosófica, situarse en la nada. Desde luego complicamos todo más aún. En el futuro les agobiarán tanto con los estudios que nadie querrá vivir. Y es todo el desorden que hay, que ni los presidentes saben qué es la vida. Ni como organizarnos, seguimos pautas de otras generaciones, con nuestros ejércitos militares protegiendo nuestra tierra. Nadie se levantó con suficiente voz enérgica para cambiar todo y decir construyamos un mundo habitable, porque ahora vivimos como bestias.
A veces creo que me estoy quedando solo, totalmente solo, pues ya nadie cree en las cosas inmateriales, nadie sueña, nadie ama. Todo a mi alrededor es economía y violencia...Pero debe haber una salida, no puedo haber venido a este lugar para pasar y ya está, no merece la pena y no vale para nada. Aunque disfrutara tanto que me durara mil años la felicidad, al final se extinguiría esa llama de felicidad. Así que esos goces terrenales no valen de nada.
Estoy en el desierto, creo, ya nadie tiene vida. Un mundo muerto.
Esto es una fase, porque más adelante vendrán tiempos mejores, pensaré que somos fantásticos. Mi alma pasa por todos los estadios posibles del hombre, desde la tristeza más agonizante a la felicidad más fuerte.
Hoy pensé más sobre el lenguaje, al decir a alguien Hola, ese sonido es algo difícil, un sonido caprichoso. Ya entiendo porque los niños tienen que aprender a escribir y vocabulario. La palabra Mesa es dificilísima. Son sonidos que no nos dicen nada, pero de alguna manera se han pegado a nuestra mente. Cada palabra representa algo de la realidad y cuando se habla es curioso que hacemos lo que no vale nada en algo que nos comunica algo. Decir mesa, no tiene valor, pero si decimos "la mesa es algo muy útil" ya tenemos algo que nos muestra que pensamos, que somos inteligentes, nos conecta con la realidad. esa frase crea en nosotros algo, llena nuestro silencio y le da forma. En el silencio no somos nada, estamos perdidos, pues no sería vida, no nos llegaría información, no tendríamos la compañía del sonido. La soledad más tremenda es la de no recibir estímulos de fuera. En nuestra vida estamos ligados a lo físico, cada sonido, olor,etc todo eso nos hace sentirnos bien. No podemos vivir de otra forma. ¿qué despierta en nosotros esa frase "la mesa es algo muy útil"? ese sería el centro del lenguaje.
Esta mañana me quedé en un escaparate mirando un cuadro con inscripciones chinas. Se veían claramente, y eso me ayudaba a pensar. Puedo ver esos signos, yo y todos. Nos pueden comunicar armonía, belleza, grandeza, pero en ellos se guarda el enigma: que deben transmitiir algo al lector. Nos transmiten un pensamiento, nos dan información, pero cómo lo recibimos? la cuestión no es de la razón sino del sentimiento, debe ser un mecanismo interno nuestro.
Ahora está de moda el feng shui, creo es una costumbre china o japonesa de adornar una casa para que nos sintamos bien en ella. Pues eso es lo mismo, la pared pintada de azul claro nos dice algo, se podría llamar a ese algo "sentimiento". Me siento cómodo en este cuarto, podríamos decir. Me gusta este cuadro,etc.
Pero de ese sentimiento se pasa a algo más, se pasa a llenar completamente el vacío.
Pienso en el lenguaje en su característica más fundamental, lenguaje puro, sin más utilidad. Y se ve esto muy claro al hacer una frase, pues son ya muchas palabras ordenadas y que nos colman al completo. Ahora cuando leo uo escucho tele o a alguien pienso en esas palabras, no en qué me está diciendo. Por eso la tele es mi favorita ahora, no tengo que prestarle atención, es como un laboratorio. Puedo dedicar un tiempo a pensar en sus caras, sus trajes,etc y todo el día habla. No tienes que seguir con los ojos los suyos, no seguirle la conversación.

lunes, noviembre 28, 2005

el dinero y sus virtudes

El dinero es tan importante como el lenguaje, y sin ello no se puede hacer nada. Ayer me preguntaba cómo se podría conseguir sin dinero la comida, la casa, y las demás cosas para una vida conforme debe ser vivida. Lo primero que viene a la mente, es la caza y recolección de alimentos en el campo. La comida es nuestra cárcel y nuestra salvación, como el dinero. Necesitamos el alimento material para poder seguir vivos. En todas las sociedades humanas se depende del vecino para comer o tener el calor de una casa. Los demás nos ofrecen sus productos, nos contruyen el albergue. El dinero surgió por la gran necesidad de simplificar las transacciones. Con unas cuantas monedas compramos pan y no tenemos más preocupaciones. Es un medio de comunicación. Entonces está claro que la primera necesidad del Hombre es alimentarse y la casa. Uno mismo no sabe y no puede conseguir esos bienes. Y cada vez es más y más difícil que una persona normal recolecte un campo de maiz o construya una casa o una choza. Nuestra sociedad ocupada en otras cosas no tiene tiempo de plantar un huerto,y tampoco sabemos hacerlo. Lo que sucede es que el dinero se hace entonces mucho más valioso y más poderoso. Dependemos del frutero y del albañil.
La comida tendría que venir del cielo, como dicen en las religiones el "maná". Lo digo en plan irónico. Sabemos que la comida no puede venir de un milagro. Llevamos muchos siglos en esta Tierra y nos hemos tenido que acostumbrar a sudar sangre para poder seguir vivos. Por eso la religión, que es una aspiración a una vida mejor, cogió ese pensamiento y le puso la palabra "maná", o lo que decían los griegos, "ambrosía".
Hoy me levanté con el pensamiento de que si no buscamos en nuestro interior de nada sirve que sepamos el peso exacto de un átomo, ni que recorramos todas las galaxias existentes. Si no nos encontramos en totalidad no hemos llegado a ninguna parte. Pero el mundo funciona como un robot, todos siguen unas pautas marcadas por el grupo. O se es capitalista o socialista, parece que no hay más variantes. Más bien es que si te sales de eso sufres las burlas de los demás. Yo cada día me salgo de todo lo marcado, en un intento por buscar mi alma. No leo filosofía porque si no salen de mí las teorías no me sirven. Las tengo que conocer en lo más profundo, como una parte de mí.
El dinero es una necesidad que vieron nuestros antepasados y como no encontramos otra solución, seguimos con ello. Si dependemos de los demás, tiene que surgir un medio para que no nos matemos, para dar y recibir sin hacer batallas. Pero no hemos avanzado, seguimos tan distantes unos de otros como en la prehistoria. Si no tienes la moneda para comprar carne, no podrás comer. Entonces tenemos que ir tras la moneda, pero resulta que eso lo da otro humano, tampoco se encuentra en el monte la moneda. Todo queda en una cárcel, que incluso los muy ricos se encuentran dentro con tristeza. Si tienes poco tienes que medir los gastos y la economía. Si tienes mucho no dejas de ver las monedas rodar en tus manos, y por mucho que tengas siempre habrán cosas casi imposibles que te cuesten tanto que tu bolsillo no tenga suficiente. Por eso el dinero no da la felicidad. La felicidad más auténtica es la de encontrar tu vida, encontrar el Todo. Sin embargo, para encontrar eso necesitas beber y comer, y eso se paga con dinero. En eso de depender tan ferreamente a la comida se muestra que tenemos "instintos", igual que los animales. Y eso que nos empeñamos en ser superiores, pero el caso es que no damos la talla. Dependemos todos de la comida y la bebida: y es algo impuesto por la Vida. Aunque el dinero consiga todo eso, no nos aplaca la sed ni el hambre. Y ya comprendo porque en la Biblia se adora a Dios y se habla del becerro de oro. Los antepasados, que estaban sin internet y pisaban suelo natural, veían que no eran todopoderosos, que la Naturaleza les había dado los pulmones, el corazón, etc. Y ellos se arrodillaban a orar, se arrodillaban en signo de agradecimiento y mirando la verdad.
Aunque la Biblia fuera falsa, aunque todas esas cosas nunca hubieran pasado, lo importante es leerla para meditar sobre la existencia, sobre lo más esencial de la Vida. Pocos libros hablan tan directamente y de manera tan sencilla. Habla de cosas que comprendemos todos, y no hay que meterse en medir el número pi, aunque eso nos alegre.
Tendríamos que ver qué somos, para pensar en de dónde venimos. Vernos una vez al día desnudos en frente al espejo. Exponernos un poco al frío y ver cómo no nacimos con ropa, cómo abandonados en el campo nos congelaríamos. Somos superiores porque estamos Vivos.